Historia del Saqueo

ACLARACIÓN AL LECTOR: Ingredientes frescos. Más tarde quizás cambie de opiniones.

 

En el marco de la grave crisis institucional desatada en lo que mediáticamente se denominó “Narco-escándalo” y que terminó descabezando a la cúpula policial de la provincia de Córdoba y con la renuncia de algunos personajes del gobierno cordobés, hace aproximadamente dos meses vi por primera vez a un grupo de cuatro o cinco mujeres, algunos niños y un par de hombres mayores protestando en la puerta de la Central de Policía de la Provincia de Córdoba. La famosa esquina de Colón y San Fe con su hermoso césped, alberga pintorescos policías de gorros que incitan a la risa y zapatos cómodos que no tienen que ver con los pesados e incómodos borceguíes militares que usa el resto de la fuerza.

El reducido grupo de personas no alteró ni por un segundo la atmósfera de tranquilidad. No merecieron ni un corte de media calzada. Se dispusieron a protestar en la vereda. La imagen es habitual. La imagen no me llamó la atención. Son las mujeres. Son las mujeres de los policías que cada año se ponen en el hombro la lucha por los derechos laborales de sus maridos, sus hijos, sus hermanos, y que son acompañadas por algún que otro hombre y por su prole que hace número.

Consignas varias en pancartas pequeñitas. Que la ART. Que el sueldo digno. Que las faltas leves puedan ser recusables ante el Tribunal de Conducta Policial. Que las instalaciones donde trabajan obtengan mejoras. Que la contención psicológica. Que ETC.

Ese día tanteé en el zapping habitual de los noticieros de la tarde-noche. No. Ni rastros de tan ínfima protesta.

Pasadas algunas semanas, en algunos noticieros locales me emocioné con lágrimas ajenas. Una de las mujeres que había visto perturbando el césped recortado a la perfección de la Central de Policía hablaba de su marido: un policía que había sido herido en ejercicio de sus funciones y que como souvenir conserva en su cráneo los perdigones suministrados. Sabrán disculpar la ironía. Quizás mi humorada se comprenda mejor cuando explique que desde la estructura policial se le informaba al efectivo que debía volver a trabajar porque se le acababan la cantidad de carpetas médicas que puede tener. Me pregunto, ¿cómo se pueden acabar la cantidad de carpetas médicas? Además, debía pasar a cumplir sus funciones en Tarea no Operativa, es decir, que los adicionales no remunerativos de su sueldo, le serían retirados. Contabilización final: algunos perdigones en la cabeza; muchos mareos y desmayos; no acceso a jubilación por invalidez; obligación de volver a trabajar sin estar en condiciones psicofísicas; poca plata en el bolsillo.

Ese mismo día, tardecita calurosa de por medio, doce personas –las mismas–  fueron a manifestarse. Mismo lugar. Mismo césped. Misma escasa concurrencia. En la mañana siguiente, a través de los grupos de Whatsapp de algunos policías, circulaba el siguiente mensaje: “Sólo doce personas fueron a reclamar por un aumento el día ayer. Sabés que se nos ríen en la cara. Se ve que queremos seguir siendo esclavos de las adicionales, de un sueldo que mas que sueldo es una limosna. Seguimos fuera de nuestro hogares para ver si podemos hacer un adicional más para vivir. Todos queremos un aumento desde casa, esperando que el otro haga algo o el otro mande un familiar y no es así. Si no hay unión esto es solo una cadena de mensajes que no tiene sentido realmente. Querés un cambio, un aumento hagamos algo entre todos. Enviá a un familiar a explanada de Jefatura a las 17:45 hs. Dejemos de ser el último orejón del tarro como lo somos hace bastante. Un chófer, un empleado de Cotreco gana mas que nosotros. Un empleado de seguridad esta en el mismo sueldo que nosotros que portamos un arma. Lo hagamos por nosotros, por nuestras familias, por nuestros hijos, por nuestra dignidad.  Enviá un familiar para un reclamo justo. Hagamos algo entre todos o vamos a seguir siendo esclavos de este gobierno o de los gobiernos de turno. Basta de silencio. Qué Dios nos acompañe a todos y reflexionemos. Un abrazo grande a todos. Difundilo a este mensaje si estas de acuerdo y vas hacer algo por un cambio”.

Cuando leí el mensaje pensé que la sociedad cordobesa está habituada a ver a los familiares de los policías luchar por derechos por los cuales no luchan los mismos policías. Sucede cada año. Desde 2005, año en el cual obtuvieron el último aumento, sólo lograron que se aumentaran los Adicionales (monto que se cobra por tareas extra de seguridad y que implican trabajar fuera del turno específico). Pensé que era hora de que los mismos policías hicieran visible su reclamo, de manera inteligente, con marchas fuera del turno de trabajo, quizás con la cara tapada para evitar represalias. Pensé que la sociedad merece una policía más democrática.

Las marchas de los familiares fueron creciendo en número. Las observé, al paso, a cada una. La más multitudinaria ya contaba con un gran número de efectivos policiales. Se preguntará el lector desprevenido si los trabajadores de la policía se habían sumado a la protesta en pos de sus derechos. ¡Ay, no! Estaban ahí para reprimir. Reprimir a sus familiares que protestaban por sus derechos. ¿Los derechos de los familiares de los policías? No. Los derechos de los policías dispuestos para reprimir a sus familiares en caso de que fuere necesario.

A los medios de comunicación ya no les quedaba más opción que prestar cámara a los reclamos. En mi zapping nocturno, ya las veía en todos los canales, así ligerito como para que no se noten tantos millones en publicidad de parte del gobierno de José Manuel De La Sota.

No recuerdo si en esa marcha u otra marcha también concurrida, las mujeres –esas cinco mujeres primordiales– lograron ingresar a la Central de Policía para manifestar su postura en la cara del jefe de la Policía, César Almada. Cuentan las buenas lenguas que Almada mandó a reprimir a las mujeres, a lo cual desobedecieron los efectivos que custodiaban la Central. Primera desobediencia, le titularía yo de manera muy poco objetiva. A las demandas recibidas ese día, el gobierno de Córdoba le contestó con una propuesta de aumento del valor de los Adicionales, lo cual fue rechazado por los trabajadores.

Mientras estas protestas iban incrementándose en cuanto a personas y a difusión, se llevó a cabo la Séptima Marcha de la Gorra. Quince mil personas se manifestaron, una vez más, contra el Código de Faltas de la Provincia de Córdoba, instrumento con el cual se criminaliza la pobreza, biblia de la represión que parece leer cada noche antes de dormir la Derecha cordobesa. Pensé que los policías deberían ir a la marcha. Pensé que también los hunde a ellos el Código de Faltas. Es poner a pueblo contra pueblo.

En los medios de comunicación hegemónicos –que han recibido hasta septiembre en total, en concepto de publicidad oficial, un poco más de 105 millones de pesos– sólo se mostraron los “Graves incidentes en la Marcha de la Gorra” (título de Cadena3), que constaban de pintadas en la Catedral y otras paredes varias y algún enfrentamiento con la Policía.

Con todo, en días previos a la protesta de los efectivos que se denominó “Acuartelamieno Policial”, comenzó a circular por los grupos de Whatsapp ya mencionados, un audio con la voz de un comisario que rezaba: “En esta oportunidad, me presento Comisario Mayor García. Para los que me conocen, ‘El Gordo’ García. Ahí el único aumento que van a tener… aumento de días de arresto van a tener. Que anden mandando mensajitos como unas marionetas… maricones de mierda”. Dicen las malas lenguas que este mensaje agraviante fue el motivo del posterior acuartelamiento.

Lo demás pareciera ser conocido. Aunque quizás, no tanto. Poca difusión tienen las palabras de la Ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, cuando se le consulta a las 23:00 hs. del día del acuartelamiento y tras haber comenzado ya algunos saqueos, sobre si se iba a pedir la intervención de Gendarmería y responde: “No ha habido una comunicación con Gendarmería. No, no la ha habido”. Horas después, luego de haber regresado con anticipación de un viaje oficial a Colombia, a modo de  vieja-pasame-la-nafta-que-apago-el-fuego, el Gobernador De La Sota informaba que no iba a ceder al reclamo de los policías, culpaba a la inflación, contradecía a Monteoliva asegurando que desde las 20:00 hs. venían llamando a Gendarmería. Luego, por Twitter le pedía a la presidenta de la Nación que se haga cargo de la seguridad de Córdoba, en una pantomima triste para los cordobeses que no dormimos esa noche.

Los que recordamos los incendios forestales de hace unos meses, sabemos de estas pantomimas. Mientras veíamos los aviones hidrantes del Estado Nacional en nuestro cielo serrano, el Gobernador aseguraba que no había ayuda de Nación, que Nación no tenía aviones hidrantes.

Los mensajes del gobernador, como una señal esperada, avivaron los saqueos que se sucedieron durante toda la noche y parte de la mañana, para terminar concediendo el paquete de quince puntos que el apoderado de los trabajadores policiales, Dr. Miguel Ortiz Pellegrini, había presentado en reiteradas oportunidades ante las autoridades de la Central de Policía y ante el Gobierno Provincial. Y al final, a las 9:00 hs. del Miércoles De la Sota manda el fax, Estado Nacional manda Gendarmería y el primero le dice al segundo que la tercera era necesaria antes. Si alguien comprende, avise, así me ayuda en estos avatares.

El drama vivido por los pobladores de Córdoba en esta jornada, terminó cayendo en una negación de las problemáticas de fondo. De repente, nos olvidamos que hace quince días 15.000 personas pidieron que se acabe con la política de seguridad segregacionista del Gobierno Cordobés (¿O Cordobesista?). De repente, no hubo más reclamos laborales justos de los trabajadores policiales llevados a cabo pacíficamente durante dos meses (u ocho años, si prefiere) que fueron ignorados. De repente, todas las responsabilidades volvieron a sus dueños: los pobres –“negros de mierda” según los fascistas que ahora tienen acceso a las redes sociales y a los micrófonos y plumas mediáticos– y la yuta –según los pseudo-izquierdistas que no ven más allá de un ombligo construido más cerca de la nariz. Entonces, ahora que ya estamos envueltos en esta riña de pueblo contra pueblo, con una atmósfera de protección mediática para con el responsable primero de la Seguridad Provincial, ya puede postularse tranquilo a Presidente el señor De la Sota, que falta poquito para el 2015.

Acerca de Nariz de Tobogán

Ella tenía ganas de ser... Aún las tiene.
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Una respuesta a Historia del Saqueo

  1. Nariz de Hamaca dijo:

    Excelente..

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